La investigación

A comienzos del siglo XX una música, una danza y una poesía unidos en una experiencia que se llamará tango conmovieron al mundo como quizá no volvería a suceder hasta la década de 1960 con el rock.

El tango no fue creación de una nación, sino apenas de una ciudad:
Buenos Aires. ¿Qué características tan peculiares tuvo esa ciudad para generar este hecho que encontró eco en el mundo occidental?. ¿Qué circunstancias históricas lo permitieron?.

El tango que ya lleva más de cien años de existencia mereció que se escribiera mucho sobre él. En Argentina Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato entre muchos otros le han dedicado poesías, cuentos, algunas síntesis de otros trabajos ya editados. Es un fenómeno que no deja a nadie impasible: concitará amor u odio, pero no indiferencia.

Sin embargo esta es la primera vez que se escribe una Tesis Doctoral sobre él. El análisis de su música, salvo algunas experiencias aisladas, estaba por hacerse. Nuestra primera propuesta fue realizarlo, comparando entre las distintas etapas: Guardia Vieja, Guardia Nueva, Vanguardia, para establecer las características de la especie y los cambios que en tantos años había tenido.

Pero a medida que ahondamos en nuestros estudios confirmamos que las abundantes páginas escritas antes sobre tango en muchos casos eran mera literatura pero muy poca o casi ninguna investigación.

Tuvimos que conocer el marco social, cultural, económico que posibilitó el origen de esta forma. Investigar las especies musicales que posibilitaron su nacimiento, confirmando algunas y desechando otras.

Hemos trabajado sobre un corpus de Habaneras editadas y conocidas por el público de la segunda mitad del siglo XIX, para poder concluir que ha sido la exitosa danza cubana la gran madre nutricia de ésta y de otras formas populares de ese fin de siglo. Y por otra parte no hemos podido comprobar –hasta ahora– la existencia tan afirmada de ‘raíces negras’ en el tango, lo que nos lleva a negarlas.

Por otra parte, creemos probado que el tango no fue prostibulario y prohibido. Que fue una creación del pueblo bajo, pobre y que sí fue rechazado por la elite cultural dominante. Sin embargo este rechazo se nos aparece como formal más que real: hay ediciones de música de tango desde los años últimos del siglo XIX y confirmadas por nosotros desde comienzos del siglo XX. Los primeros discos que aparecen en la ciudad son de música ‘criolla’ y entre ésta, tangos. Los primeros filmes que se realizan –mudos– tienen al tango en un alto número como tema. Tecnología de avanzada, que en muchos casos debe realizarse en el extranjero –Europa o EEUU.– no se arriesga sobre una forma prostibularia o prohibida. Desde siempre la industria –también la cultural– se arriesga sobre seguro y en pos de ganancias.

Para el análisis hemos contado con una importante documentación: los originales depositados por los compositores y letristas junto a sus Boletines de Declaración ante la Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música con sede en Buenos Aires que abarca desde los primeros tangos hasta el momento en que comienza a aparecer la Vanguardia. Y como colofón de nuestro trabajo el descubrimiento que no sólo los centros de poder y prestigio son los que distribuyen o crean las modas. No hay que esperar a que París conozca y difunda el tango. Hemos encontrado el ‘tango argentino’ en España desde tiempos anteriores a París. No sólo conocido por los españoles, sino arreglado, compuesto y con poesía realizados por ellos mismos. En su creación aparecen desde pequeños artesanos hasta algunos de los que serán grandes nombres en la música española.

 

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