Desde mis primeras búsquedas musicológicas (alrededor de 1980) me interesé por la música de Buenos Aires. No el lejano –para mi formación ciudadana- folklore, sino la música de Buenos Aires.
En esos tiempos en que estas propuestas no eran bien consideradas –salvo algunas excepciones como la de mi profesor Néstor Ceñal-, no había demasiado interés en llevar adelante este tipo de investigaciones ‘menores’.
Pero una serie de circunstancias mantuvieron viva esta inquietud.
Casi diez años después –1988- mi tesis de licenciatura sobre la gran guitarrista argentina María Luisa Anido y la música que ella tocaba e incluso componía, fue premiada por el Fondo Nacional de las Artes de Argentina. Primera vez que se concedía este premio. Esto mi hizo pensar que a) estaba empezando a aparecer el interés por este ciencia en un nivel de mayor difusión y b) el tema mujer, guitarra y ‘casi’ música ciudadana, estaban empezando a ocupar un lugar de peso.
Deben pasar diez años más para que en España, en la Universidad de Salamanca adonde me había dirigido a hacer mi Doctorado en Musicología, y con un catedrático salmantino apareciera la posibilidad y la feliz concreción de este extenso e intenso trabajo, primero –que sepamos- dedicado íntegramente al tango, a fijar su contexto, sus posibles orígenes, y a ANALIZAR su música, su letra. El Doctor Dámaso García Fraile, mi director de tesis, se arriesga a sacar adelante este tema prostibulario –que no lo es- y prepotente –que sí lo aparece por prepotencia de vida, por ganas
de seguir existiendo- y se coloca a mi lado , sosteniéndome con sus conocimientos y su entusiasmo.
Fue el 21 de febrero de 2002 que defendí esta tesis y donde quedó fijado, con el ‘cum laude’ que la misma mereció, el momento en que el tango recibió su doctorado.
El libro que posteriormente fue publicado por la Editorial de la Universidad de Salamanca, y que se titula “CONTEXTUALIZACIÓN Y ANÁLISIS DEL TANGO. SUS ORIGENES HASTA LA APARICIÓN DE LA VANGUARDIA”, conserva en su interior toda esta historia.
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